Las reuniones reflejan la cultura de las organizaciones. Allí donde las reuniones resultan eternas, difusas y multitudinarias, la toma de decisiones es lenta, compleja e ineficaz y denotan una mala planificación. Los efectos secundarios de estas reuniones son muy nocivos: desmotivación, aniquilación de la creatividad y altos costes económicos.
¿Por qué las detestamos y cuando las convocamos nosotros tendemos a repetir lo que no funciona? Las reuniones acostumbran a ser previsibles y lo previsible es aburrido. Hace falta riesgo y valentía para generar un cambio de dinámica.
Metodología: práctica, reflexiva, innovadora y relacional